365 amaneceres los separaron, pero en el 366 él volvió. Ella estaba desesperada, pues ya no se hablaban, y era insoportable saber que lo tenía cerca, pero sentía una distancia tan larga, además sabia que él no venia para quedarse, ella sabía que el volvería a alejarse. Pero el destino siempre tiene algo preparado para nosotros, algo que ni nos imaginamos, y allí un día, ella escucho su voz, ella no lo creía, no sabía que decirle, que hacer, simplemente lo abrazo y trato de darse cuenta que no era un sueño, por supuesto el amor es más grande que todo y era inevitable no volver a revivir todo lo que habían pasado, esta vez aprovechaban cada segundo, cada instante lo congelaban, ella y el volvieron a ser felices, y esta vez juraron ante el mismo Dios que no dejarían acabar ese amor, era imposible que él se quedara, pero esta vez ellos sabían que la distancia no los separaría. El sabia que ella se sentía muy sola, y no quería dejarla desprotegida, así que decidió sellar su promesa de que nunca la abandonaría, le dejo una parte de él que la cuidaría. Y llego el día, ese día que no querían que llegara, y ella despertó de su sueño y el la dejo de nuevo, pero ese día no era tan gris como la primera vez, en este día había luz, este día sabían que solo era un hasta pronto, que algún día ellos se juntarían, y no existirían días grises, y el sueño seria eterno.
jueves, 28 de marzo de 2013
Un sueño eterno !
Ella no esperaba nada, es mas, no quería nada, se preparaba para comenzar un nuevo ciclo en su vida con grandes expectativas, sueños y esperanzas. Pero la vida le tenía una sorpresa, un regalo y él apareció como un salvavidas, él con su risa un día la rescato, y ella a el. Se conocían desde hace ya un tiempo, pero aquella noche que se vieron, en esa noche la luna decidió unirlos, decidió marcarlos, y la luna a veces es caprichosa, cuando quiere algo, no hay nada que se le interponga, dicen que esa noche había magia, que esa noche ella se dio cuenta lo vacía que había sido su vida hasta ese momento, sintió miedo pero quería arriesgarse y no quería dejarlo. Todo fue tan perfecto y la risa los acompaño en cada instante, la felicidad se apoderaba día a día de ellos. Pero nada puede ser perfecto, dicen que el sol sintió una gran envidia al verlos, y un día, muy gris por cierto, llovía, ella vio como su vida se iba, vio como lo dejaba ir, vio sus sueños alejarse y ella no podía hacer nada, su cuerpo quedo pero su alma se fue con el, literalmente una parte de ella la abandono. Los dos sabían que pasaría desde aquella noche, lo sabían pero nunca pensaron que iba a ser tan duro, nunca pensaron que ya simplemente estaban marcados. Ella y el eran uno sin marcha atrás. La luna los acompañaba y aun en la distancia ellos se hablaban, pero el sol salía y les recordaba lo solos que estaban, los amaneceres se hacían eternos, ella se derrumbaba por dentro, no había luz, así el sol brillara, no había alegría, eso ya no existía en su alma. Tanto fue su sufrimiento que tan solo escuchar su voz y no poder abrazarlo la desmoronaba, se sentía tan sola, tan inútil, tan vacía, pero sabía que no podía seguir con eso, estaba cansada de sufrir, de llorar, de no dormir. Un día, lo decidió, y ese día acabo con esa historia de amor. Él se resigno y la comprendió, se dejaron de hablar, aunque nunca de extrañar.
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